04 junio 2007

Mensaje, Hermanas García Méndez. Junio 3 de 2007


Hoy 3 de junio de 2007, después de aproximadamente 17 años de haber salido de esta tierra, nuestra tierra, saludamos con una rara alegría a todos los habitantes del Castillo Meta y a todas aquellas otras personas que han venido desde otros lugares de Colombia a acompañarnos en este acto de reivindicación de la vida.

Cuando decimos que sentimos una rara alegría, queremos mencionar justamente eso, que es rara porque detrás de ésta hay miedos, tristezas de tantos recuerdos dolorosos, hay angustias, pero seguido a esto hay muchas ilusiones y mucha satisfacción de poder contar con tanto apoyo, ese apoyo que cada uno de ustedes nos brindan, justamente hoy, hoy 3 de junio.

Cuando en meses pasados volvimos a pisar este lugar, en el que nos encontramos hoy, muchos recuerdos bonitos, de nuestra infancia pudimos evocar. Recordar que en nuestro Castillo podíamos jugar libremente por las calles hasta altas horas de la noche esperándonos nuestra madre en casa con la puerta sin cerrar, sin preocupación, pues su lucha fue la consecución de la paz y esa era la misma que interiormente ella sentía.

Recordamos nuestros recorridos de tienda en tienda fiando helados, comida, ropa, recordamos escapar por una ventana de la casa cuando nuestra madre estaba de vereda en vereda con aquellas personas, con ellos que eran los campesinos de su región, con aquellos que nos hacía sentir celos porque se llevaban toda la atención de nuestra madre. Con aquellos y aquellas que llegaban a casa justo cuando estábamos comiendo y nuestra madre sin ningún problema abandonaba su plato para ir a atenderles con su sonrisa alegre.

Por otro lado, también tenemos que mencionar que no solo experiencias bonitas vivimos. Hay otras que marcaron una huella nada fácil de borrar, como por ejemplo, en esas noches oscuras en que nos levantaban de la cama y afuera había un carro esperándonos para transportarnos a otro lugar, todo esto, como consecuencia de las frecuentes amenazas, y nada menos escalofriantes fueros las balaceras aquí en el Castillo, en donde de repente el estruendo que producen esos artefactos enemigos de la vida irrumpían la tranquilidad de la que gozábamos.

¡Al piso¡, ¡al piso¡, eran las primeras palabras de nuestra madre cuando esto ocurría, y nosotras, cual si fuera un comportamiento innato reaccionábamos casi de inmediato y seguido a esto, venían las maromas que nuestra madre se inventaba para proteger nuestras vidas, metiéndonos en unos catres en los cuales asfixiarse no era nada difícil, dándonos órdenes e indicaciones para correr por un lado o por el otro en caso de un ataque más cerca y directo.

Después de un montón de recuerdos que generan otro montón de sentimientos, uno alcanza a preguntarse si no es más fácil pasar la hoja del libro y hacer como si nada hubiera pasado. Recordar no es sencillo, eso lo sabemos porque lo sentimos. Pero es menos sencillo enfrentarse a una realidad que te divide la cabeza, algo así como una esquizofrenia donde tú tienes tu mundo interno, diferente al externo y con una versión de validez solo del externo, por consecuencia, lo otro es falso, lo anormal.
Cuando en ocasiones nos han preguntado por la muerte de nuestros padres y compartimos algo de esa historia, terminan diciendo ahhh claro, es que eran de izquierda.. ahhh.. claro.. es que eran comunistas, ahhh claro.. es que… etc, etc, etc…. Claro?, esa es la pregunta, qué es claro?, para muchos es claro esas versiones y verdades que se construyen por otros, otros con intereses que valdría la pena preguntarnos, intereses totalmente diferente a las personas que en carne propia hemos vivido las consecuencias de esta deshumanizante guerra. Por eso lo que termina siendo claro para nosotras es que somos quienes debemos escribir esa historia, esa historia desde nuestras realidades vividas, porque entendemos que no solo es nuestra realidad, es la realidad de muchas personas, es la realidad de un país, de nuestro país.

Cuando a una persona o a una comunidad entera se le ha maltratado tanto y la venganza no es la respuesta, pero además de eso se pide que se perdone a los que han ofendido, cabe otra pregunta ¿qué se debe perdonar?, en nuestro caso nos preguntamos, ¿debemos perdonar que por consecuencia del asesinato de nuestros dos padres nos dejaron huérfanas?, que por esos asesinatos nos interrumpieron cualquier proyecto de familia que medianamente nos hayamos podido plantear?, que por esos asesinatos internamente llegan afectarte de alguna forma formas de relaciones familiares, personales, de pareja etc? , que por esos asesinatos se fraccionaron procesos enteros de comunidades?, que por esos asesinatos se amedrente de tal forma que lo que impere sea el silencio??... no sabemos.. son solo preguntas, en esta medida dentro de nuestra coyuntura de en medio de una ley de justicia y paz la pregunta hermana o prima, sería, con quién nos reconciliamos, quiénes se quieren reconciliar y qué quieren conciliar….son cosas que no se entienden tan fácil, pero frente a todo esto sí hay claridad de nuestros anhelos, anhelamos un país como el que nuestros papás en varias ocasiones nos decían, uno en donde ustedes y sus amiguitos puedan vivir tranquilos y tranquilas, ese país es el que queremos donde se respete la vida, donde todos quepamos, donde se acepte la diferencia para construir.

Hoy 3 de junio de 2007 es el resultado de varios meses de trabajo para este día, pero además son 15 años de elaboración también. Quince años en que intentábamos arreglarnos nuestros corazones para que no nos doliera tanto, quince años para medianamente entender el país en el que vivimos…. y si confesamos, realmente, el entendimiento no ha sido mucho, es muy complejo, realmente es muy raro.
Hoy reconstruir historia lo asumimos como un derecho pero también como un deber, y agradecemos a todas aquellas personas que nos han acompañado en este deber, porque también lo asumen como un deber, como una necesidad, ya que la dignidad no es algo que se coge y se tira cuando se quiere, la dignidad es la esencia de las personas, es lo que no tiene valor monetario, es lo que no se compra ni se vende.

Reconstruir la historia es una necesidad cuando también se ve con desesperanza los procesos jurídicos internos de nuestra nación, cuando no se permite conocer las intenciones reales de asesinatos y otras barbaries, cuando los hechos no se esclarecen, cuando las respuestas siguen siendo ofensas para la integridad de muchos, cuando hay esa cosa tan fea que tiene como nombre IMPUNIDAD.

Aprovechamos este espacio para saludar a todos esos y esas otras hijas e hijos que se encuentran aquí presente, con sus dolores y con sus miedos y les decimos que también los sentimos nosotras.

A todas aquellas que desde niñas nos han acompañado en este proceso, personas de nuestro país y también esas personas que saben que han estado ahí y son extranjeras con severo corazón…….

……… pero especialmente, no solo saludo, sino agradecimiento a esa persona, a ese matrimonio que asumió el reto de criarnos, a ellos que arriesgaron tanto para hacernos crecer fuertes como ahora… a esas que también hicieron maromas para borrarnos tanto dolor y aunque no con desagradecimiento decimos que no es fácil y vemos en duda la posibilidad, sí nos dieron otra posibilidad, una posibilidad de crecer bien, con unos claros ejemplos de comportamientos y de luchas, una lucha que se resume en una palabra, la lucha por la vida. Con inmenso agradecimiento para tantos y tantas recordamos que solo buscamos verdad y justicia y queremos el respeto de la dignidad.

Linda Carol, Hada Luz, Jenny Paola, Tania Marinella, García Méndez

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