09 junio 2009

Diez años de resistencia contra el olvido y el silencio



10 años de caminar juntos y erguidos contra la mirada evasiva del ejército asesino.

Son 10 años de juntar nuestras razones para negarnos al olvido de los nuestros, de negarnos a dejar en el anonimato la lucha y consecuencia de los hombres y mujeres que con su ejemplo parieron nuestros pasos.

Con su nombre y su rostro a cuestas, salimos un 30 de junio de 1999, solo para dejar salir el grito que callamos tanto tiempo, cobijados por el miedo protector de nuestros familiares. ¡Asesinos! era ese grito, seguido espontáneamente por ¡justicia! ¡Justicia!. Despacito aquella mañana el desahogo empezaba brotaba y preguntaba ¿en donde están?, mientras al paso de kaibiles, desde el palco, entonaban orgullosamente el himno los que habían orquestado el asesinato de un obispo.

Por aquel año empezaban a entonarse otros cantos y se recordaban poco a poco los más terribles años de la guerra.

¡Militares muy mal paridos, que es lo que han hecho con los desaparecidos, como a los nazis, les va a pasar, a donde sea los iremos a buscar, que hicieron con nuestros viejos y los niños que no están… militares muy mal paridos!!!

De los mas diversos orígenes, surgieron, quienes llegaron a los cerros y montañas a desenterrar la historia, miles y miles de hombres y mujeres se atrevieron a batirse en duelo contra el dolor y el silencio, y como si hubiera sido ayer, recordaron uno a uno los detalles de los días se que tiñeron de sangre, cuando batallones de salvajes autómatas detonaban bombas, armas y metrallas, arrancaban el ferraje y el güipil para ultrajar a las mujeres y doblaban los horcones con pequeños cuerpecitos arrancados de sus vientres.

Se señalaron los montes y cuarteles para encontrar las pruebas, se abrieron zanjas y de ella surgieron las verdades, de aquellas fosas surgieron los miles de nombres de los muertos, y también los rangos y galones de los buitres que se los llevaron. Todo aquel dolor se desato y afloraron los llantos para contarle al mundo los dolores de una Guatemala que gritaba un ¡nunca más! De la mano llegaron 183 de aquellos testimonios de la guerra, en las páginas en blanco aparecieron los rostros de muchos de los que aún buscamos. Aparecieron entonces, Luz Aidé, Ovando Sánchez, Luís Lion, acompañados de más de un ciento señalaron los cuarteles y comisarías.

Largo fue el camino desde entonces, pero nuestros pasos juntos, decididos a seguir la senda hasta sus restos, nos llevó una y otras veces a las calles, a los cuarteles, a recuperar los muros y despertarlos del invierno, nos llevó a buscar nuestras historias y convertirlas en memorias cuando encontramos otros hijos y otras hijas, en peten, en Rabinal, en Comalapa, en Nebaj y en la ciudad y sus colegios. Miles de hijos, miles de hijas y miles de silencios con una misma historia. Dignidad, esperanza y lucha acalladas con tortura.

Diez años han pasado y nuestra lucha encuentra fundamento en la Memoria, la Verdad y la Justicia. Memoria, Verdad y Justicia contra el olvido y el silencio impuesto. Memoria, Verdad y justicia contra los generales asesinos que caminan libremente, Memoria, Verdad y Justicia contra la camarilla responsable intelectual del genocidio, contra el imperialismo norteamericano.

Diez años se nos ha negado la justicia. Diez años caminando junto a cientos de hombres y mujeres para detener el desfile militar que hoy solo existe en las almohadas de cuarteles.

Diez años de memoria, de reivindicar las luchas de nuestros viejos. Diez años en que ha sido suficiente recordar su vida y sus luchas, para encontrar en ello el fundamento para luchar y resistir ante la imposición que enfrentan nuestros pueblos.

…Y nos siguen negando la justicia, y se niegan a entregar los planes de exterminio.

… y nos seguimos negando a renunciar a la memoria, la verdad y la justicia.

Hijos e hijas por la Identidad y la Justicia

Contra el Olvido y el Silencio.

Diez Años.

200,000 razones para no olvidar.

200,000 razones para no perdonar.

“…Porque orgullosamente somos, los hijos de los rebeldes, de los poetas proscritos, de los insurgentes pintores y escultores de transformaciones políticas…porque orgullosamente somos los hijos y las hijas de los desaparecidos y desaparecidas.”

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