Paola García Méndez es hija de dos dirigentes de la UP asesinados en 1992. Escuchó a Salvatore Mancuso y a Rodrigo Londoño en un encuentro de la Comisión de la Verdad y reconoce que si bien acepta el perdón de ambos, no “idealiza” este proceso de contar la verdad de la guerra.
Por: Laura Angélica Ospina -Periodista
Paola García Méndez es una convencida del Acuerdo de Paz. Cuando tenía ocho años, en 1992, asesinaron a José Rodrigo García y María Mercedes Méndez, sus padres, dos dirigentes de la Unión Patriótica (UP) y quienes ostentaron cargos populares en el Meta. La guerra tocó a su familia directamente y desde entonces ha abanderado la lucha de las víctimas de la UP para que el país no olvide el exterminio en su contra. Por ello, fue una de las que participaron en el encuentro de la Comisión de la Verdad, en el que Salvatore Mancuso, exjefe paramilitar, y Rodrigo Londoño, último comandante de las Farc, detallaron su paso por el conflicto armado, su relación con el narcotráfico, las Convivir y el Estado. En esta entrevista, García Méndez dice que en la Comisión las víctimas han encontrado “comprensión”, y refuta algunas de las declaraciones de Mancuso sobre la UP. “Dijeron cosas valiosas, pero no se puede idealizar el proceso”, aseguró.
¿Qué representó para usted el encuentro público en el que las víctimas escucharon a Salvatore Mancuso y Rodrigo Londoño?
Un ejercicio responsable de la Comisión de la Verdad. Tuvimos un espacio privado con ellos, previo al público. Eso quiero agradecerlo y reconocer la labor tan importante que hace la Comisión. Ha actuado de manera responsable y con tacto, porque en estos encuentros, emocionalmente, se mueven muchas cosas por dentro. En el espacio privado me sentí muy tranquila, hasta que apareció la imagen de Mancuso en pantalla. Ahí sí me puse muy ansiosa. Quería hacer muchas preguntas, pero estaba de por medio la logística (del encuentro) y solo se podía formular una. Celebro mucho estos espacios, porque las víctimas hemos sido muy tercas e insistentes en querer conocer la verdad y por eso a veces nos han malinterpretado. Nos han tachado de rencorosas e incendiarias por tener inquietudes. En la Comisión hemos encontrado un espacio de comprensión, saben que cuando preguntamos lo hacemos desde el querer entendernos como país. Desde esa orilla me siento satisfecha de haber estado en el encuentro con Mancuso y Londoño. Quizá muchas cosas que dijeron ya las conocía en otros espacios, pero escucharlas de voz de ellos me parece supremamente fuerte y valioso.
En el encuentro, Mancuso dijo que fue el Estado, y no las autodefensas, el que exterminó la UP, ¿cómo recibe esa declaración?
Desde lo emocional es muy fuerte esa afirmación, como también es fuerte escuchar que los listados de las personas a ejecutar los recibían de parte de instituciones como la Fiscalía, que fue a donde ellos fueron a pedir protección o a denunciar que estaban siendo amenazados. Siento mucha tristeza de imaginar a tantas víctimas queriendo acudir en búsqueda de protección, con todo el horror que puede significar estar amenazadas, y saber que estaban cantando su propia muerte. Me llena de dolor saber que quien debió protegerlos fue el mismo que los vulneró. Ahora, en la lectura como país, me parece un testimonio muy valioso. Nosotros, como víctimas, veníamos desde hace muchos años trabajando en la tesis de la convivencia del Estado con el paramilitarismo, pero es muy diferente que lo digan las víctimas a que lo diga el directo responsable y máximo representante del paramilitarismo. Que él diga que funcionó como una política de Estado tiene mucho peso.
Ahora, no deja de ser curioso que en esa ocasión haya separado el accionar del Estado y el de las autodefensas, pues en otras intervenciones ha dicho de que eran un mismo cuerpo con una misma finalidad: acabar con todo lo que representaba un proyecto político diferente al que ellos querían implantar. Entonces, así lo diga de esa manera, al final el Estado y ellos como autodefensas tendrían el mismo grado de responsabilidad porque el exterminio de la UP no lo hicieron por separado. En la medida en que el Estado les haya dado un listado de personas a asesinar y ellos lo hayan ejecutado, ya los hace igual de responsables. No obstante, sí me crea curiosidad el porqué quiere minimizar su participación.
Mancuso dijo que la estigmatización contra la UP se dio porque ese grupo fue concebido como el brazo político de la guerrilla...
Fue irresponsable en su declaración, en la manera tan escueta en la que mencionó esa afirmación porque es falta de verdad. No dio claridad sobre el partido Unión Patriótica y el vínculo con la guerrilla. En el momento en que él lo dijo, yo empecé a escribirle a todos los chats con el mensaje de que había que aclararlo porque lo está viendo todo el país y no puede quedarse como él lo planteó, diciendo que la UP era el partido político de las Farc. No es cierto. La UP nació después de los acuerdos de paz de La Uribe (Meta), en 1984. Eso ya le da un carácter diferente. Que personas que estaban en armas las dejaran para vincularse a este proyecto político es una verdad, como también la es que se vincularon civiles, artistas, personas del gremio de la educación, entre otros. Era una propuesta política muy amplia y diversa, por lo que decir que era solamente un brazo político de las Farc es irresponsable y además mentiroso. Otro dato a tener en cuenta es que Mancuso reconoció que ellos siguieron siendo sus enemigos, a pesar de que esos integrantes de las Farc dejaron las armas. Siguieron siendo sus enemigos en un campo político. Las Farc se retiraron de la UP en 1987 y la parte más fuerte del exterminio de sus miembros se dio desde 1988 hasta 1993. Esto para decir que no tiene tanta verdad el planteamiento de Mancuso en el que dice que su lucha paramilitar era únicamente contra la subversión. Me paro desde la visión de que la lucha de las autodefensas era contra una posibilidad política que no estaba en los poderes de ellos.
¿Qué ve en la verdad de Mancuso, teniendo en cuenta que, además de su intención por contar lo ocurrido en el conflicto, está su interés de entrar a la JEP una vez salga de la cárcel en Estados Unidos?
Es una situación lamentable. Hemos hablado en muchos espacios con víctimas sobre cómo seguimos nosotros siempre muy dispuestos a escucharlos y cómo siguen ellos teniendo el poder de porcionar la verdad. En algún espacio él habló incluso de la verdad sincera, del corazón, y de la verdad judicial, que implica dar datos más concretos como nombres.
No me siento completamente satisfecha. Me genera mucho malestar porque, de alguna manera, una llega a sentirse utilizada por ellos (los victimarios) y siempre está la preocupación de que estos espacios no se vuelvan lavaderos judiciales para ellos. Sin embargo, como dije, agradezco la inmensa labor que hace la Comisión de la Verdad, porque a través de ella se logran pequeñas victorias. En el encuentro con Mancuso y Londoño dijeron cosas fuertes, que dichas desde su propia voz cobran más valor. Entonces, una no puede idealizar este proceso y pensar que tienen únicamente voluntades desinteresadas, pues sin duda buscan su beneficio judicial.
¿Cuáles serían algunas de esas pequeñas victorias de las que habla?
Me pareció valioso que, de boca de Mancuso, saliera la verdad sobre la relación de las autodefensas con el Estado colombiano para ejecutar crímenes como el exterminio de la UP. También encuentro poderoso el reconocimiento que hace sobre el despojo de los campesinos, el desplazamiento, en relación con los intereses de grandes empresarios para implantar en las regiones planes de desarrollo en los que no incluían a la población. Eso desmiente su propia tesis de ser una fuerza armada ilegal contra lo subversivo. Me molestó que quisiera vender la idea de unas Auc que querían meterse a la política para llevar beneficios a la gente. Tuvieron poder y no lo hicieron. Finalmente, me pareció importante reconocer la relación de los paramilitares con el narcotráfico.
Él reconoció que la entrada al Urabá era con un propósito netamente desarrollista. Su estrategia fue limpiar la zona de los proyectos que había de izquierda para sacar frutas y carnes. Es curioso que se contradiga, pues detrás de ese propósito habían políticos y empresarios que se beneficiarían de que se dieran esos desarrollos.
¿Qué siente que quedó faltando en ese encuentro?
Creo que esperamos más en torno a cómo dijeron las cosas. Por ejemplo, ellos hablaron de los listados de las personas que ejecutaban, pero creo que faltó escudriñar más. Entiendo que no puedan dar nombres, pero creo que sí faltó que dieran detalles de cómo determinaban esos listados. No estoy tan segura de que las AUC los recibían y no hacían un ejercicio de mirar quiénes eran las personas allí nombradas.
¿Qué expectativas tiene de la verdad que entregará el Informe Final de la Verdad?
Primero, quiero decir que escuché la verdad de ambos desde mi posición de convencida de la paz y que lo que dijeron lo hicieron con honestidad. Su perdón lo acepto. En segundo lugar, tengo expectativas altísimas. Soy una enamorada de la Comisión por su trabajo que ha sido tan importante para las víctimas. Espero que en el Informe Final se reconozca que lo que sucedió con la UP fue un genocidio, que a sus integrantes se les exterminó por su pensamiento político. Esto para dignificar a todos los militantes y caídos, sobre todo de cara al país, porque hay personas que ni se enteraron de que eso pasó, cosa lamentable, pues más de 6.000 personas fueron asesinadas por su forma de pensar, y quienes se enteraron lo hicieron bajo esa justificación de que por ser guerrilleros había que eliminarlos.
Tomado de: https://www.elespectador.com/politica/espero-que-en-el-informe-final-se-reconozca-que-lo-de-la-up-fue-un-genocidio/ (12-08-2021)